Me da risa la ministra de economía, lo cierto es que la conocía bien poco y la primera impresión que me dio el saber su última papita, es que realmente es una desubicada. Y es que hay que ser muy care nalga digo yo humildemente, para llamar a las personas “que no estén apremiadas” a no buscar trabajo.
La crisis económica mundial repercute cada vez con más fuerza en Chile. El pasado mes, el Instituto Nacional de Estadísticas reportó que el desempleo en el país durante el trimestre febrero-marzo-abril de 2009 llegó al 9,8%. Números alarmantes considerando que es la cifra más alta desde el año 2005.
El deterioro económico a nivel mundial se ha visto reflejado de sobre manera en países donde se plantean políticas económicas de libre acceso. No por nada, estados como el norteamericano han apostado a programas de rescate que salvaguarden el producto interno, llamando a la misma población a gastar dinero dentro del país con el objetivo de apoyar las economías nacionales.
En Chile, las cifras negativas han incluso superado las peores expectativas del mercado, en donde según los expertos y la misma ministra del ramo, la tasa de desempleo de este trimestre se situaría entre el 9,2 y 9,6 por ciento (lo que no sucedió). La realidad por lo tanto, se presenta por lo menos desesperanzadora para los desempleados que día a día siguen engrosando las listas.
Las políticas públicas con respecto a esta preocupante situación, han buscado diversas alternativas, como los son el fomentar la capacitación y el entregar bonos para las personas que han quedado sin trabajo. Además, presenta un programa de apoyo a las pequeñas y medianas empresas, ya que éstas serían las mayores generadoras de empleo.
Como se puede dar cuenta las cartas ya están echadas, sólo queda esperar que la misma inestabilidad que el mercado ha demostrado, se traduzca no sólo en números negativos para el país, sino en oportunidades concretas de fomento a la economía nacional, y que por supuesto, ayude a la creación de mayores programas de empleo que pretendan cubrir en gran parte el alto número de cesantes que actualmente afectan a miles de familias.
La crisis económica mundial repercute cada vez con más fuerza en Chile. El pasado mes, el Instituto Nacional de Estadísticas reportó que el desempleo en el país durante el trimestre febrero-marzo-abril de 2009 llegó al 9,8%. Números alarmantes considerando que es la cifra más alta desde el año 2005.
El deterioro económico a nivel mundial se ha visto reflejado de sobre manera en países donde se plantean políticas económicas de libre acceso. No por nada, estados como el norteamericano han apostado a programas de rescate que salvaguarden el producto interno, llamando a la misma población a gastar dinero dentro del país con el objetivo de apoyar las economías nacionales.
En Chile, las cifras negativas han incluso superado las peores expectativas del mercado, en donde según los expertos y la misma ministra del ramo, la tasa de desempleo de este trimestre se situaría entre el 9,2 y 9,6 por ciento (lo que no sucedió). La realidad por lo tanto, se presenta por lo menos desesperanzadora para los desempleados que día a día siguen engrosando las listas.
Las políticas públicas con respecto a esta preocupante situación, han buscado diversas alternativas, como los son el fomentar la capacitación y el entregar bonos para las personas que han quedado sin trabajo. Además, presenta un programa de apoyo a las pequeñas y medianas empresas, ya que éstas serían las mayores generadoras de empleo.
Como se puede dar cuenta las cartas ya están echadas, sólo queda esperar que la misma inestabilidad que el mercado ha demostrado, se traduzca no sólo en números negativos para el país, sino en oportunidades concretas de fomento a la economía nacional, y que por supuesto, ayude a la creación de mayores programas de empleo que pretendan cubrir en gran parte el alto número de cesantes que actualmente afectan a miles de familias.